Añoro las bibliotecas de pasillos interminables, estantes hasta el techo, codificaciones para expertos, silencio inmutable y esa sensación de estar uno solo con el libro.
De a poco, me digo a mí misma, con la certeza de que mis tiempos ya no sirven y conspiran en mi contra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario